Enamorados, almohadazos y embarradas de pastel, en nuestra bendita clase media….(Síndrome Maniaco Enculativo II)

Aceptamos más la creencia de que el amor existe por medio de la cultura popular, que por medio de cualquier otra tesis; dice una chocante canción de alguien que se hace llamar Tito el Bambino que El amor es una magia / Una simple fantasía / Es como un sueño y al fin lo encontré /Es como una luz / que se esparce por el alma / y recorre como el agua / hasta que llena el corazón…. Y la neta chale, como diría un famoso blog promotor del ocio….hazme el chingado favor con tanta tontería que luego nos dice la música del amor.

Al estar tan inmersos en la cultura popular, en la excesiva información de los medios de comunicación y en una necesidad constante de “amar y ser amados”, confundimos los conceptos reales de lo que puede ser el amor por medio de imágenes y sonidos que hacen despertar nuestras emociones en el cerebro.

Desde un punto de vista romántico de la vida, me gusta escuchar el término “corazón”, utilizado cuando se le pone pasión a la vida, desde las cosas insignificantes hasta nuestras grandes misiones, el hecho de ponerle “corazón” a lo que hacemos, es darle un significado trascendental a las cosas que hacemos. Aunque en esos apasionamientos, el corazón (el órgano vital) simplemente reciba los perjuicios del estrés a lo que lo sometemos cuando vivimos la vida intensamente. Y si en algo estoy de acuerdo, es en ponerle corazón a nuestro vivir diario.

Pero esa parte romántica de la vida donde nos apasionamos de lo que nos gusta, podemos encontrar sensaciones corporales y creencias absurdas cuando creemos que estamos enamorados, y es ahí donde comenzamos a ser presas de suposiciones irreales de lo que creemos que vendrá al encontrar a la que posiblemente podría ser el amor de nuestra vida.

Es muy común encontrar muchos matrimonios que tronaron al poco tiempo, que en el gran día de su boda pronunciaron palabras para justificar su gran amor, como destino, Dios, amor de mi vida, felicidad etc… y luego, bajo esa perspectiva, sobrepusieron los estados mentales que genera la sensación de estar enamorado a la estabilidad, motivo por el cual al poco tiempo, al llegar las cuentas por pagar y en el constante andar, simplemente se dieron las gracias quizá después de unas cuantas mentadas de madre y algún pago de honorarios de abogado, es más, quizá la espectacular boda ni siquiera esté terminada de pagar cuando ya se divorciaron.

La cuestión es que por medio de la imagen hemos construido conceptos de lo que es el amor, todas las películas rosas, desde los buenos dramas hasta las comedias románticas gringas, nos hacen conceptualizar este término, por eso me pregunto ¿por qué carajos todos los enamorados juegan almohadazos? Lo hacen con sonrisa de oreja a oreja por toda la cama ¿Por qué en muchas escenas de enamorados las almohadas terminan rompiéndose y volando plumas por todos lados y ambos estallando en carcajadas? ¿Por qué siempre que los enamorados comen helado uno tiene que manchar de helado al otro en la nariz? ¿Por qué cuando los enamorados van a comer pastel uno embarra al otro de merengue en la mejilla y luego con beso le quita el merengue que le embarró? Estas escenas son muy comunes, y lo lamentable es que muchas veces aspiramos a que la vida de enamorado será eso, y ante las aspiraciones clasemedieras, no contamos que el nivel de vida de los enamorados debe de ir a doc para poder jugar a los almohadazos, para podernos embarrarnos el helado en la nariz o el merengue en el cachete y soltar una sonora carcajada, y que quiero de decir con esto, que todo el protocolo gira en torno a una posición económica donde podemos materializar la relación con una muy buena camioneta, muy buenas escuelas para los niños y una buena casa, así tengamos que hipotecar el alma, bajo ese escenario vendrán muchos almohadazos y muchas embarradas de helado y de pastel.
Lo preocupante aquí no es caer en una cursilería desmedía donde perdamos el límite de las sensaciones placenteras que nos genera el amor, eso se resolverá al paso del tiempo cuando después de las decima tercera ocasión en que nos embarren de merengue, soltemos un ¡no me estés chingando! …. Lo grabe es que en el proceso de estar enculado, perdamos la esencia de lo que somos o pretendemos ser, o buscar nuevas aspiraciones aunadas a ese motor que llegó a nuestra vida y que aquel viaje al extranjero, aquel viaje en moto, aquellas pretensiones de convertirnos en empresarios, aquella idea de cambiar el mundo, aquella idea en la mente que nos caracteriza, de pronto, por el hecho no de amar verdaderamente, sino de simplemente estar idealizando lo que es el amor, la arrojemos al baúl de las neuronas para emprender nuestro rutinario viaje al sistema cotidiano para convertirnos en lo que jamás quisimos ser.

1 comentarios:

Carla dijo...

EXCELENTE exposición