Amor del Table… (Síndrome Maniaco Enculativo III)


El “amor” que se vende en los tables dances, por donde se le quiera ver, no deja de ser sincero; y antes de que usted que está leyendo estas líneas piense que soy un inmoral depravado, piense que la transacción monetaria que se realiza en el table es desde un inicio, una transacción honesta; uno paga y otras dan sus servicios, no hay posición de poder ni mucho menos, tampoco hay posición social, todas las clases sociales pueden adaptarse, como el ricachón sesentón que paga unas horas de convivencia con la necesitada mujer que presta sus servicios para contribuir quizá al sustento de su familia.


En el table dance se ve de todo, es un ente capitalista que vende besos, placer y hasta terapias psicológicas; también vende diversión en el caso de alguna despedida de soltero, el table vende hasta fantasías, es decir, remotas ideas de pensar que la chica con la que estamos en el privado, pudiera ser aquella que podría convertirse en la madre de nuestros hijos, pensado ingenuamente que hasta podríamos ofrecerle una nueva oportunidad dentro de la sociedad, diciendo la clásica frase “yo la saco de trabajar”, luego hasta podemos pensar que seríamos capaces de ponerle casa y darle camioneta para que lleves a nuestros niños a la escuela, creando paraísos inexistentes para crear la fantástica historia de amor que no encontramos desde que íbamos en primaria hasta llegar a la universidad, y que quizá por el efecto del alcohol y el efecto de nuestras necesidades emocionales, pensamos que con $ 160 de un privado que dura tres minutos, hemos encontrado a la mujer que estábamos buscando por los últimos 15 años, aquella media naranja que sabe despertar esas ilusiones con tierna voz y dulce aroma corporal. En el table se puede vivir un breve enamoramiento, que nos lastima brevemente cuando vemos que al salir del privado, ella, que nos dijo un nombre falso entró con otra persona a seguir cumpliendo con su jornada laboral y que quizá ya ha olvidado nuestro nombre.


Muchas veces el table dances es la aduana hacia una espectacular boda, donde los amigos vamos a despedir de la soltería a uno que, ante el protocolo teibolero de pensar que se está en el paraíso, pensamos que va al matadero del matrimonio, o me preguntó ¿cuál es el ritual de la despedida de soltero? cuando más concentrado debería estar el novio en lo que pronto será su boda y más que eso, cuando empezará a compartir su vida con la que se supone es el amor de su vida, el tables es muchas veces el pasaporte de una obligada convivencia de pensar que perdemos a uno de los nuestros (en el caso de los solteros), y él parece estar en un solemne acto donde a partir de ahí, resigna su monogamia.


Otras veces el table cumple esas necesidades de esparcimiento, de entretenimiento que uno busca involuntariamente, y digo involuntariamente ya que uno se llega a encontrar cada cosas que no piensa ver cuando va a un table, porque podríamos esperar que la chica que baila, de pronto se meta un hielo no precisamente en la boca, pero el ver a algún cuarentón con corbata ya suelta después de un duro día de jornada laboral, dispuesto a recibir ese hielo en su copa y luego darle de un golpe el último trago, son de las cosas que de pronto uno se encuentra involuntariamente en el table; igualmente con la tutsi pop, el que alguien esté dispuesto a probar ese memorable dulce después de haber sido introducido en partes muy intimas de una perfecta desconocida, son escenas muy….. mmmmm… peculiares, que nos ayudan a pensar que uno mismo, que está en lo que muchos podrían pensar es un deplorable lugar, no estamos tan mal mental y emocionalmente.


El table se ha convertido en un centro de negocios donde se puede ver al impecable director de una empresa en su faceta emocional más inestable; se puede ver al solitario hombre que paga por encontrar oído a sus problemas, que al platicar con una desconocida las cosas que le suceden en la vida, piensa que encuentra la comprensión que al final de cuentas se vuelve tal con pagar un pomo y cierto número de bebidas a su compañera de la noche; hay quienes van al table con la conciencia intranquila de que mintieron a sus esposas para poder ir a ese lugar, pero que estando ahí juegan un papel de conquistadores que dejaron hace mucho tiempo, se comportan como caballeros que quizá nunca fueron, podemos ver una “hormónica” convivencia de amigos que opinan perfectamente de la belleza de cada mujer que baila en la pista: esa sí, esa no, esa tiene cesárea, esa que hace aquí si está gorda, con esa yo me caso, esa es una reina, esa es bien mamona, esa es a toda madre, esa le sabe, en fin, vemos de todo hasta mismas mujeres que van con sus amigos a ver lo que para ellas es un mito masculino.


El table, es un esquema de entretenimiento de las sociedades industrializadas que entre toda sus problemáticas, buscan sus válvulas de escape, y como válvula de escape en esas necesidades de amar y ser amado, se anestesian, por tan sólo unos instantes, las debilidades emocionales con las que muchos pueden vivir. El table es digno de un análisis sociológico y psicológico de lo que uno ve ahí, entre todos sus personajes, desde el cadenero con poder, el mesero buena onda amigo de todas la chicas y por supuesto, los muchos perfiles de los que en algún momento estamos ahí.

Enamorados, almohadazos y embarradas de pastel, en nuestra bendita clase media….(Síndrome Maniaco Enculativo II)

Aceptamos más la creencia de que el amor existe por medio de la cultura popular, que por medio de cualquier otra tesis; dice una chocante canción de alguien que se hace llamar Tito el Bambino que El amor es una magia / Una simple fantasía / Es como un sueño y al fin lo encontré /Es como una luz / que se esparce por el alma / y recorre como el agua / hasta que llena el corazón…. Y la neta chale, como diría un famoso blog promotor del ocio….hazme el chingado favor con tanta tontería que luego nos dice la música del amor.

Al estar tan inmersos en la cultura popular, en la excesiva información de los medios de comunicación y en una necesidad constante de “amar y ser amados”, confundimos los conceptos reales de lo que puede ser el amor por medio de imágenes y sonidos que hacen despertar nuestras emociones en el cerebro.

Desde un punto de vista romántico de la vida, me gusta escuchar el término “corazón”, utilizado cuando se le pone pasión a la vida, desde las cosas insignificantes hasta nuestras grandes misiones, el hecho de ponerle “corazón” a lo que hacemos, es darle un significado trascendental a las cosas que hacemos. Aunque en esos apasionamientos, el corazón (el órgano vital) simplemente reciba los perjuicios del estrés a lo que lo sometemos cuando vivimos la vida intensamente. Y si en algo estoy de acuerdo, es en ponerle corazón a nuestro vivir diario.

Pero esa parte romántica de la vida donde nos apasionamos de lo que nos gusta, podemos encontrar sensaciones corporales y creencias absurdas cuando creemos que estamos enamorados, y es ahí donde comenzamos a ser presas de suposiciones irreales de lo que creemos que vendrá al encontrar a la que posiblemente podría ser el amor de nuestra vida.

Es muy común encontrar muchos matrimonios que tronaron al poco tiempo, que en el gran día de su boda pronunciaron palabras para justificar su gran amor, como destino, Dios, amor de mi vida, felicidad etc… y luego, bajo esa perspectiva, sobrepusieron los estados mentales que genera la sensación de estar enamorado a la estabilidad, motivo por el cual al poco tiempo, al llegar las cuentas por pagar y en el constante andar, simplemente se dieron las gracias quizá después de unas cuantas mentadas de madre y algún pago de honorarios de abogado, es más, quizá la espectacular boda ni siquiera esté terminada de pagar cuando ya se divorciaron.

La cuestión es que por medio de la imagen hemos construido conceptos de lo que es el amor, todas las películas rosas, desde los buenos dramas hasta las comedias románticas gringas, nos hacen conceptualizar este término, por eso me pregunto ¿por qué carajos todos los enamorados juegan almohadazos? Lo hacen con sonrisa de oreja a oreja por toda la cama ¿Por qué en muchas escenas de enamorados las almohadas terminan rompiéndose y volando plumas por todos lados y ambos estallando en carcajadas? ¿Por qué siempre que los enamorados comen helado uno tiene que manchar de helado al otro en la nariz? ¿Por qué cuando los enamorados van a comer pastel uno embarra al otro de merengue en la mejilla y luego con beso le quita el merengue que le embarró? Estas escenas son muy comunes, y lo lamentable es que muchas veces aspiramos a que la vida de enamorado será eso, y ante las aspiraciones clasemedieras, no contamos que el nivel de vida de los enamorados debe de ir a doc para poder jugar a los almohadazos, para podernos embarrarnos el helado en la nariz o el merengue en el cachete y soltar una sonora carcajada, y que quiero de decir con esto, que todo el protocolo gira en torno a una posición económica donde podemos materializar la relación con una muy buena camioneta, muy buenas escuelas para los niños y una buena casa, así tengamos que hipotecar el alma, bajo ese escenario vendrán muchos almohadazos y muchas embarradas de helado y de pastel.
Lo preocupante aquí no es caer en una cursilería desmedía donde perdamos el límite de las sensaciones placenteras que nos genera el amor, eso se resolverá al paso del tiempo cuando después de las decima tercera ocasión en que nos embarren de merengue, soltemos un ¡no me estés chingando! …. Lo grabe es que en el proceso de estar enculado, perdamos la esencia de lo que somos o pretendemos ser, o buscar nuevas aspiraciones aunadas a ese motor que llegó a nuestra vida y que aquel viaje al extranjero, aquel viaje en moto, aquellas pretensiones de convertirnos en empresarios, aquella idea de cambiar el mundo, aquella idea en la mente que nos caracteriza, de pronto, por el hecho no de amar verdaderamente, sino de simplemente estar idealizando lo que es el amor, la arrojemos al baúl de las neuronas para emprender nuestro rutinario viaje al sistema cotidiano para convertirnos en lo que jamás quisimos ser.

Sistemáticamente en el sistema….

"El revolucionario es el escalón más alto de la especie humana" - Ernesto Guevera

Cuando yo sea anciano, espero recordar esas interminables pláticas con Sergio y David Peñaloza, platicas cargadas de un alto grado de humor negro, de burlas despiadadas ante la más mínima situación adversa que cada uno de nosotros mostrabamos, vulgaridades que lanzábamos al aire sin el cuidado de ver si había un respetable ambiente familiar que simplemente ignorábamos, muchas carcajadas pero sobre todo, pláticas con un alto valor filosófico en torno al sentido de la vida.

Hemos pasado mucho tiempo tratando de encontrar la razón por la cual tengamos que vivir nuestros días, podríamos tomar todos los temas con la seriedad necesaria para pensar que realmente podríamos cambiar el mundo, o con el sarcasmo más irreverente para pensar que nada es tan en serio como simplemente disfrutar una buena plática en algún bar o un café.

Nuestras pláticas están cargadas de todo, pero de lo que más están cargadas es de un toque personal en torno a la visión que tenemos del mundo; qué quiero decir con esto, que siempre exponemos nuestra visión personal de lo que creemos, aspiramos y de cómo lo enfrentamos.

Podemos hacer un completo análisis filosófico en torno al futbol; esto es en serio, será que el futbol ha sido un factor determinante de unión entre nosotros desde los años de la primaria, que le damos un valor importante al pensar que las situaciones de la vida se enfrentan parando correctamente a 11 jugadores en la cancha; cuando tenemos que ir por todo, no podemos jugar a especular en el marcador, desde salir con la que podría ser la mujer de nuestra vida, hasta el cómo enfrentar un trabajo determinado, pensamos que la mejor forma de enfrentar las diferentes situaciones es como si jugáramos al futbol, quizá haya momentos de meter un gol y echar todo el equipo atrás, quizá narremos situaciones como si hubiéramos vivido un aburrido cero a cero. Quizá tengamos la mentalidad de ir siempre hacia delante o luego pensemos que nuestra vida está como si encarnáramos en un tecos, gallos o atlante con serios problemas de descenso; a la vez podríamos sentir que nuestra vida se vive como cuando el Barca o el Madrid ganan una Champions, todo es cuestión de enfoque.

Y en el kilometraje de nuestra amistad, puedo encontrar la forma como pensamos y pensábamos la vida, ha existido un idealismo constante al hacer las cosas, desde jugar futbol con Nagashima (nuestro eterno equipo de futbol desde la prepa hasta el día de hoy) hasta tener un programa de televisión a lo largo de 2 años, cuando pensábamos que podríamos cambiar la forma de hace televisión ofreciendo “contendio”, según porque la televisión era una porquería y luego, 7 años después, ver los programas que hicimos con demasiada pena ajena por lo malos que eran, a la vez tenemos momentos “heroicos” como poner en televisión un programa contra el desafuero de López Obrador que nos hizo ser “mártires de la libertad de expresión” al ser reprendidos por el canal por nuestro alto contenido político.

Podemos pensar que algún día seremos millonarios y que Nagashima contará con una franquicia en el futbol mexicano, de ahí nos lleva a pensar que podríamos contribuir al deporte mexicano con una verdadera escuela de fuerzas básicas en la cual sacaríamos a los mejores futbolistas del país. Sergio no quita el dedo del renglón de involucrarse en el futbol de alguna manera; quizá le de vuelta a sus pensamientos y voltee a ver al cine, lo que le impulsa a escribir a manos guiones que algún día pudiera ver en la pantalla grande, o se me ocurre que podríamos hacer cine de arte haciendo una película de Nagashima, algo así como un “cuenta conmigo” mexicano y ganar premios en los diferentes festivales del mundo.

Quizá el cine nos una, porque digamos nos tocó vivir un breve despertar del cine mexicano, mi generación es la generación de “amores perros” y de “y tu mamá también”; Sergio es de los idealistas cotidianos que logró hacer un cortometraje con cero recursos pero con el cine en la mente, el cine es lo que quizá impulsó a Sergio a irse a Canadá en busca de los sueños, regresando a México con un collage de ideas por hacer. Sergio es otro después de Canadá, y es otro Sergio desde una visión positiva, siento que tuvo una especie de desierto, y en 3 años 7 meses que estuvo allá forjó un carácter que lo regresó al origen de lo que fue, y mucho tiene que ver con la pasión que le ha puesto a todo lo que hace, en ello va implícito el futbol, es por eso que su forma de vivir la vida se identifique como si fuera un catalán a punto de debutar en el nou camp.

Durante mucho tiempo tuvimos la idea poco clara o poco definida de nunca unirnos al sistema, y digo que fue poco clara o poco definida porque al día de hoy no pudiéramos explicar que queríamos decir con eso; cuando tienes 20 y te pones playeras del Che Guevara, no es lo mismo que tener 30 y pensar que el socialismo tiene cabida en nuestras vidas. En 2005 puse una muestra de cartones políticos en el centro de Querétaro en apoyo a López Obrador, exposición que puse con Carlos Candiani, eran cartones de Magú, Hernández, Rocha, Helguera, etc… fue una tarde inolvidable que volví a repetir varias veces hasta que un día la guardia municipal nos quitó a punta de madrazos, en todo esto iba idealismo implícito, iba parte de una forma de pensar que fui forjando desde una educación familiar hasta identificarme con grandes amigos que también querían como yo, no ser parte del sistema.

En esa idea poco clara de no ser parte del sistema, desde siempre he disfrutado interminables pláticas de cómo el gobierno podría funcionar mejor. Siempre, desde adolecente me identifique con la izquierda; siendo muy joven creí en una visión cristiana que abandoné cuando tuve mis diferencias con la iglesia católica; a principio de mis veintes, leí varías biografías del Che Guevara tomándolo como un obligado ícono del idealismo juvenil, a la mitad de la década tomé al lopezobradorismo como la visión más pura de la política y que hoy a mis 30, sigo apoyando con reservas y con una perspectiva diferente, en esta tercera década creo mucho más en la regulación de la economía, basado en las explicaciones que da Denisse Dresser a cerca del mal funcionamiento en México de capitalismo de cuates.

Sergio cuenta que los cubanos que están en Canadá dicen que el que no cree en el Che Guevara cuando se tiene 15 años, es un pendejo, y quien sigue creyendo en él cuando se tiene 20 años, es un pendejo; hoy a mis treinta, renté la segunda parte que me faltaba por ver de la película de “Che, el guerrillero” que interpreta Benicio del Toro, ver la película me llenó de una nostalgia al recordar mi época cuando devoré los libros de Paco Ignacio Taibo II y de Jorge G. Castañeda, ambos biógrafos del Che, el idealismo no es que se vaya perdiendo, el idealismo se va transformando, hoy encuentro una válvula de escape al escribir y creo que es mi parte más cercana al guerrillero que siempre soñé ser, como aquel guerrillero que me sentí a la edad de 20 años cuando buscando una foto del Sub Comandante Marcos, corrí como 50 metros en Tuxtla Gutierrez a lado de la ventana del camión donde el Sub saludaba a todos sus fans en la caravana zapatista del 2001, revelar mi rollo y ver mi foto, era inspirador.

Mis amigos y yo, en ese afán de no ser parte del sistema y quizá encontrar nuestra parte transformadora, hemos pasado interminables tardes ideando el mundo, nuestro mundo, encontrando nuestras diferentes salidas de emergencia que nos adaptan paulatinamente a un sistema que la mayoría de las veces se mide en pesos y centavos. Pienso que Manu Chao es tan del sistema como lo puede ser Lady Gaga, ambos terminan revisando su cuentan del banco después de cada concierto, quizá Manu Chao encuentre de alguna forma su propia válvula de escape donde trata de zafarse de los tentáculos del sistema.

El sistema puede ser tan absurdo y tan perfecto que al tratar de darle la vuelta nos volvemos a encontrar en el mismo lugar, pensar en cambiar el mundo de manera ipso facto por medio de las armas es pensar de manera tan absurda como NO querer cambiar a México, y digo esta contradicción porque quien no quiera cambiar este país está mintiendo, por más enrolado que uno este en un sistema tan corrupto y miserable como el político – social – económico de México, no se puede pensar en no cambiarlo, aunque cambiarlo implique buscar un nuevo sistema más justo y más igualitario.

Un día escuche de un gran amigo más que un primo, que para cambiar el sistema hay que adentrarse en él, y pienso que a los treinta los ideales siguen siendo los mismo como cuando uno tiene 20, simplemente la diferencia es que vamos reduciendo nuestro imaginario campo de acción para empezar a comprender la idea de que el mundo cambia si cambia uno mismo, y dentro de todo el cagadero que pudiéramos tener de nuestra vida, debemos tener intactos los mismo ideales, simplemente es encontrar la forma cómo podemos llevarlos a la vida práctica sin afectar a terceros, creo con toda mi mente que existe una libertad innata en cada ser humano, que por más que estemos llenando pólizas de ingresos y egresos cuando pensábamos que deberíamos estar en alguna misión humanitaria, siempre, esa libertad estará al cerrar los ojos y ver que existe un mundo interior en el cual vivir, por más preso, por más endeudado, por más pactos canallas que firmemos todos los días, esa parte es a la que debemos aspirar para ir adaptando el sistema a nuestro modo.

El idealismo que cada ser lleva, desde las amas de casa que cocinan un arroz pensando que será el mejor, hasta el budista tibetano que busca encontrar la iluminación, ese idealismo debe ser la constante guía de nuestros actos, cuando eso pase, habremos triunfado por encima del sistema.

Días de Octubre...

Por que sabrás,
que un hombre al fin,conocerás por su vivir,
no hay por que hablar, ni que decir,
ni que llorar ni que fingir,
puedo seguir, hasta el final,a mi manera.
La noche del 24 de octubre, para amanecer el 25, dormí bastante inquieto. Me desperté con el plan trazado en mi mente de lo que sería mi día; al mismo tiempo, ya tenía trazado lo que sería mi estancia en Canadá: juntar dinero, moverme en noviembre a Van Couver, instalarme, conseguir trabajo y esperar a que en el mes de enero llegara mi amigo Sergio Camacho, con quien originalmente había hecho el plan de irnos a Canadá. Ese 25 todo pintaba normal, con la pequeña diferencia que mi papá se moriría en la noche.

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Ese 25 era un día totalmente soleado en Canadá, raro ver días como ese; me fui a trabajar a una cuadra de mi casa con unos árabes con los que llevaba trabajando dos semanas, el trabajo de ese día era acomodar unas piedras a lo largo de un Jardín, estuve ahí casi toda la mañana sentado en un cerro de piedras, aventándolas hacia los lados, ese fue todo el trabajo durante todo el día. Llegaron las 6 de la tarde y Mohamed (el jefe) pasó por nosotros, nos dirigimos hacia el centro, yo no tenía ruta alguna, como era miércoles pensaba ir a comer alitas a algún pub ya que todos los miércoles costaban 25 centavos, pero como ellos iban cerca del West Edmonton Mall, mejor decidí ir a patinar en hielo a ese centro comercial, en mes y medio de estar en Canadá nunca lo había hecho y ese día tenía el tiempo necesario, así que me dejaron en una parada de autobús y de ahí me fui.

Eran aproximadamente las 7 pm, patiné cerca de 50 minutos, calculaba el tiempo necesario para tomar el camión de regreso a la casa de Adam, el camión pasaba a las 8 pm y todavía tenía que tomar dos camiones más, el tiempo se me pasó y el camión de las 8 pm me dejó así que tenía que esperar 30 minutos más para tomar el de las 8:30 pm, así que hice tiempo recorriendo el que algún día fue el centro comercial más grande del mundo, llegué perfectamente a la parada a las 8:25 pm para tomar el camión, la misma rutina de siempre, el camión arribaba de manera puntual, subía y bajaba gente y arrancaba a su siguiente estación.

Abordé el autobús, enseñé mi pase que un día una iraquí me había hecho favor de comprarlo en la universidad donde ella estudiaba, lógicamente más económico; desde que tenía el pase, nunca me habían cuestionado si era realmente estudiante hasta ese día, el chofer me lo preguntó y yo quitado de la pena le dije que si lo era .

No habían pasado ni 10 minutos cuando recibí una llamada a mi celular, era Curro mi hermano, lo primero que pensé al escuchar su voz fue que me hablaba para ver cómo me la había pasado en mi cumpleaños, el cual había sido un día antes, en fracción de segundos pensé eso; un día antes había hablado con él pero de manera muy rápida donde me felicito y nada más sin entrar en detalles. Escucho su voz y me pregunta como estoy, y enseguida me dice – oye necesito que me hagas un favor – empiezo a escuchar que su voz se quiebra y continua – necesito que regreses a México porque mi papá se puso malito – recuerdo perfectamente la palabra malito, aunque tiempo después recordado el momento, él me dice que no se acuerda haberme dicho eso. En ese momento me pare de mi asiento como un resorte - malito cómo - pregunté – pues malito – contestó; yo caminaba por todo el camión, iba y venía y le pregunté si mi papá estaba vivo, Curro me dice que sí, que estaban esperando, me dijo que Adam ya tiene mi boleto de regreso, pues ya habían arreglado todo y pues en menos de lo que pensaba ya estaba todo listo para regresar a México. Antes de colgar nada más recuerdo que le dije que lo quería mucho. Colgué y me solté a llorar, a berrear, y con una botella de agua que ya estaba casi vacía me daba de golpes en la cabeza, caminaba por todo el camión y la gente se me quedaba viendo, el chofer al hacer una parada se voltea y me pregunta si estoy bien, le digo que sí. Al llegar al South Gate, corro a buscar a una conocida mexicana que había hecho días antes y que trabajaba en ese centro comercial, la busque porque en la zona de taxis, estaban los taxis pero no los taxistas y necesitaba ayuda, no la encontré, volví a salir al estacionamiento y tomé el primer taxi que pasó, el taxista era un hindú que al verme llorar de tal manera me preguntó si traía dinero para pagar, pinche güey no se que se habrá imaginado, y bueno, la verdad no traía dinero en efectivo, tuve que hacer uso del primer mundo y pagar el taxi con tarjeta, 15 dólares costó el servicio.

Entro a mi casa y me encuentro a Adam y a Often sentados en la barra de la cocina esperándome, Adam me abrazó y Often estaba llorando, subí, hice mi maleta y ya estaba listo para regresar a México, Adam se encargó de conseguir un vuelo de regreso, el viaje fue igual que como llegué – Edmonton – Toronto, Toronto – México, el viaje más largo de mi vida, lagrimas faltaban para seguir llorando, lo peor del viaje fue la espera en Toronto de tres horas para tomar el avión a México. Quisiera saber cuánto camine en un pasillo de aproximadamente 15 metros en ir y venir. Demasiado el estrés.

En Toronto hablé con mi hermana Anabel, eran como las 7 de la mañana ya del 26 de Octubre, me dijo que ella iría por mí al Aeropuerto de la Ciudad de México. En ese vuelo de Toronto a México el avión venía repleto de Mexicanos, gente que se va a trabajar 8 meses a Canadá a cosechar jitomate, les pagan cerca 10 dólares la hora de trabajo y trabajan 8 horas diarias, todos con permiso para trabajar que les tramitan desde México, tal parecía que el único mojado en el avión era yo.

Fueron otras 5 horas de Toronto a México de no poder dormir, de tratar de tranquilizarme y de volver a llorar, la gente me vía raro, no es raro ver llorar a alguien así como de la nada, al ir llegando a México sentía paz, quería ver a alguien, faltaba todavía pasar migración, recoger el equipaje y pasar el semáforo de inspección de la aduana. Desde antes de pasar la puerta corrediza alcancé a ver a mi hermana Anabel y a Thomas que estaban en el barandal del Freedom del aeropuerto de la ciudad de México, con solo verlos a lo lejos el pecho me quería explotar, faltaba que me hicieran “oficial” lo que yo ya realmente sabía.

Pase la puerta y ansiaba ese abrazo que me di con Anabel – Se nos fue mi papá, se nos fue mi papá – me dijo, desde que Curro me habló por teléfono una noche antes para avisarme que mi papá se había puesto malo, me imaginaba que ya había muerto, me imaginaba que me estaban amortiguando la noticia, pero todavía pensaba que a la mejor mi papá seguía vivo y que todavía iba a poder encontrarlo con vida, te imaginas muchas cosas y lagrimas te faltan.

Eran ya las dos de la tarde cuando ya veníamos de regreso de México hacia Querétaro, en el trayecto hable con Curro y con mi mamá, ya estaba con mi gente y las penas con tu gente se amortiguan, cargarlas a 20,000 pies de altura y solo, no se lo deseo a nadie.

La funeraria.

No hubo tiempo de nada, más que de bajarme del avión, hacer los trámites necesario, viajar a Querétaro e ir a la funeraria, nada de tomar un baño, yo traía unas greñas espantosas, venía mugroso de trabajar en la tierra un día antes, de mezclilla, sin dormir, y bueno, la muerte hay que enfrentarla así, sin tanto protocolo, la verdad no me gusta el protocolo del luto, así que eso era lo menos importante. Llegué a Funerales Modernos, los que están en la colonia estrella, en ese momento solo te empiezan a dar abrazos, todos te abrazan y te hacen sentir bien, hay quienes lloran contigo, te dicen lo siento, a lo mejor uno dice por dentro “si lo sientes pero no lo estás sintiendo como yo”, la gente que te quiere lo siente por ti, es el momento del shock, de congelarte en el tiempo, de caminar 20 metros abrazando a los amigos, a los tíos, a los primos hasta llegar a ver a tu papá, con el que 2 días antes platicabas por Internet y que ya no volverás a ver.

Lo recuerdo perfectamente, acostado en el ataúd, con su barba blanca perfectamente arreglada, con una breve sonrisa, con su cara de lado, muy a su estilo, siendo sarcástico hasta en el día de su muerte, perfectamente arreglado con un traje azul, del cual hay un breve historia: dos día antes, mi mamá le había puesto ese traje para que se fuera a trabajar, mi papá le dijo que ese no, porque ese se lo iba a poner el jueves, y fue con ese traje azul con el que se despidió de nosotros ese jueves 26. El 27 de octubre mi sobrino Rodrigo cumplía 2 años de edad, mi papá estaba ideando la forma como disfrazarse de Superman, le había dicho a mi mamá que tenía que idearse una camisa, la cual rompería de la espalda y en la fiesta de mi sobrino llegaría haciendo acto de presencia arrancándose esa camisa convirtiendose en ese momento en Superman; el día que mi papá se murió, mi mamá les dijo a los de la funeraria que ella arreglaría el cuerpo de mi papá, lógicamente ahí le ayudaron, un señor de la funeraria, le pidió permiso a mi mamá para cortar la camisa por detrás para no sé qué carajos, por si el cuerpo se inflaba o para darle mayor movilidad, también cortaron el saco, pero digamos que era tal y como mi papá quería rasgar su camisa para convertirse en Superman para mi sobrino Rodrigo; todo te viene a la mente, todo lo relacionas, la gente se muere y recuerdas todo en un segundo.
Pasaron 19 horas de la llamada que recibí de Curro hasta llegar a la funeraria, 19 horas eternas, fueron aproximadamente 10 minutos de la puerta de la funeraria donde abrazas y abrazas gente hasta entrar a la capilla donde estaba el cuerpo de mi papá, 10 minutos que recuerdo entre sueños, como si los hubiera caminado dormido.

En la capilla ya estábamos los 7: mi mamá, Anabel, Thomas, Curro, Lulú, mi papá y yo; recuerdo la cara de mi papá, como de burla, con esa personalidad que siempre lo caracterizó. La gente seguía llegando, siempre te encuentras caras lejanas y el protocolo es el mismo, nos da mucho miedo esto, deberíamos estar más acostumbrados a la muerte, todos vamos a morir algún día eso está claro, pero también todos algún día vamos a sufrir la pérdida de alguien querido, y eso da miedo; pero esto, el roll de la muerte, es una parte intensa pero breve de un largo guión que nos toca actuar en nuestra vida. En conjunto, habrá de todo, la alegría de que nacemos, la alegría de ver nacer a otros, cada una de las etapas que vivimos, amigos que llegarán, gente con la que seremos testigos de nuestros instantes, llegarán grande amores y desamores, risas y llantos, éxitos y fracaso y en cualquier etapa de nuestro andar por la vida, tendremos que vivir el protocolo de la muerte, así nada más ¡pum! esto es parte del guión.

La misa de cuerpo presente.

Horas después se viene la misa de cuerpo presente, se viene un difícil rito, la misa es como el cruce de la frontera, es como decir “a cabrón, sí es cierto que se murió tu papá”, es muy dolorosa, me acuerdo perfectamente que metimos el ataúd de mi papá por un pasillo al momento de empezar la misa haciendo una especie de ritual con música, me imaginaba que Muñoz Lámbarri partía plaza. Mi papá era amante de los toros, minutos antes de morir esa tarde noche del 25 de octubre, camino al hospital les dijo a mi mamá, a Curro mi hermano y mi primo Salvador en tono de broma pero en serio que “la cornada era grave, que eran dos trayectorias, que hicieran lo que humanamente fuera posible y que lo demás lo dejaran en manos de Dios” parafraseando al torero Paquirri que murió en 1984. Ya en la misa, al entrar por el pasillo de la iglesia, me imaginaba a mi papá como triunfante, es doloroso pero también el momento es como retador, no sé, es el momento final. La misa pues no es un boda, no es una primera comunión, no es un bautizo, es la muerte, también es de analizar siempre la cuestión religiosa, donde en cada etapa de nuestra vida hay una misa, una cosa es la fe y otra muy distinta el acto religioso, al final de cuentas el acto religioso es como un trámite burocrático que hay que cumplir, sirve de desahogo; en la fe cristiana se cree que la persona que se muere va a encontrarse con Dios, y Muñoz Lámbarri fue un gran ser humano que tuvo que ir a un lugar mejor, la misa es rara, tenía mucho tiempo de no ir a misa, ese jueves no pensaba comulgar, si no lo había hecho en meses o años, pues no por el hecho de la muerte de mi papá lo iba a volver hacer, solo que por la melancolía del momento, mi primo Miguel me ayudó a hacer una oración de confesión exprés y comulgué, lo hice una vez más en una de las misas del novenario y no lo volví hacer por mucho tiempo.
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Las cenizas.

Las cenizas es el final digamos de una solemne jornada, recuerdo varios momentos donde han cremado a varias personas cercanas, y pues el momento es mucho más relajado, la gente ya se puede reir, comentas la política, el futbol y pues estas a la espera de que el humo deje de salir de la chimenea. Yo no quise entrar con Curro y Alfonso Chávez a la sala de cremación, hay gente que sigue llegando, que no pudo estar contigo a lo largo del día pero que llega para darte un fraternal abrazo, vi llegar a muchos amigos del Fray Luis de León, del CUDEC, de ABBA; recuerdo perfectamente a mi amigo Jesús Borbolla, que llegó en ese momento, él y yo compartimos el mismo dolor, sólo que con 15 días de diferencia, su madre murió el 9 de octubre, yo estaba en Canadá; estando allá yo pensaba mucho en la muerte, un día soñé que yo moría y eso me mantenía inquieto; otro día, el 15 de octubre exactamente, soñé a mi Mamá llorando, yo la tomaba de las manos y me decía “es que no lo puedo soportar” cuando desperté relacioné el sueño con la muerte. Con la muerte de la mamá de Chucho el pensamiento era constante, no podía darle un abrazo, apenas logré hablar con él días después, nada puedes hacer y bueno, yo traía en la mente esa inquietud, y luego con mis sueños se hacía todavía más inquietante, hasta que recibí la llamada de Curro de que tenía que regresar a Querétaro por lo de mi papá, no pretendo hablar de supuestos sobre lo que puede haber tras bambalinas, pero tal parece que lo vas presintiendo.
Nos entregaron las cenizas y la jornada terminó, el luto protocolario terminó pero comienza el luto diario, esa es la etapa obligatoria y más difícil cuando un ser querido se va.

La muerte de mi papá me dejó marcado por una llamada telefónica que hice con él por medio de skype el día de mi cumpleaños, mi papá y yo hablamos como lo hacíamos todas las noches, en esa llamada al despedirnos de la forma común, el se despidió para siempre, ese 24 de octubre las últimas cosas que mi papá me dijo en su vida fueron: Daniel, tu mamá y yo le damos gracias a Dios por habernos dado un hijo como tú, le damos gracias por un año más de vida, te queremos mucho, acuérdate Daniel que todo lo que quieras hacer en la vida lo puedes hacer, creo que tienes los huevos para hacerlo. Y nunca más volvía a escuchar su voz.